viernes, 18 de junio de 2010

Fuego en Nordland: Capitulo 1

Fuego en Nordland

Capitulo 1: De cómo la plebe se rebeló contra Erik.

-¡Señor, no debéis salir, los campesinos están reclamando su cabeza!- dijo el capitán de su guardia.
- Eso es absurdo, ¿que motivo alegan para exigir mi cabeza?.
-Dicen que usted ha traído la desgracia al pueblo, que la peste, las plagas, las inundaciones y los cultos heréticos que van apareciendo son culpa suya.- respondió Hrork- Además, el prelado de Sigmar les da la razón, por lo que la mitad de la guarnición también están renegando de su juramento hacia usted, solo quedan unos pocos leales… pero demasiados pocos.

De repente la puerta se abrió, chirriando las enorme bisagras oxidadas por el paso de los años, y entre la arcada aparecieron las siluetas de diez enormes figuras, empuñando espadones mas altos que muchos hombres, eran la élite de la guarnición, la guardia personal del Barón de Greiff, los grandes espaderos, hombres reclutados entre las mejores unidades del ejército, cuya única función era mantener vivo al barón, gente dispuesta a luchar, matar e incluso morir por su señor. La sangre de la plebe se acumulaba encima de sus uniformes amarillos, manchaba sus relucientes armaduras, se habían abierto paso hasta los aposentos de su señor.
- Señor, debemos irnos ahora, solo nos quedan leales los hombres de Sigmund, son un pequeño regimiento leales a usted y a Myrmidia, apenas serán suficientes para conseguir huir, pero es lo único que nos queda.- fueron las palabras que salieron de la boca del sargento, mientras limpiaba el sudor y la sangre de su rostro.
-Está bien… Hrork, prepare mi caballo, partiremos de inmediato- ordenó a su capitán y mentor.- Debemos hablar con Gausser, es el único que puede aplacar a los campesinos.

Ruido. Ruido. Ruido y sangre, eso era lo único que percibía en medio de la refriega, era una locura, toda la ciudad había sucumbido al caos, incluso la iglesia…, el barón no podía tener la culpa de todos los infortunios que azotaban la región, el mismo que hacía un año, había purgado la ciudad de herejes y brujas, no, era el pueblo engañado por el caos, desde pequeño le habían enseñado a combatir el caos en todas sus formas, pero nunca había imaginado que mataría a su propio hermano, pero era su hermano quien lo había atacado, el estaba libre de pecado. Miró a su alrededor, todo era una turba revuelta, campesinos, comerciantes, tropas estatales… se estaban peleando entre ellos, soldados con el mismo uniforme peleándose entre ellos, era por eso que su regimiento sustituyó sus plumas reglamentarias, por unas rojas, para poder identificarse como leales. Entonces oyó la orden, “¡Retirada!¡Abandonamos la ciudad, el barón esta a salvo!”, debían reunirse con el en el bosque, allí había una taberna, podrían reorganizarse y abastecerse, incluso resistir un asedio si fuera necesario, había resistido una infestación de hombres bestia, no era ningún problema mantener a raya a simples campesinos. Franquearon las puertas exteriores entre los vítores de la multitud, habían conquistado la ciudad, era previsible, la ciudad no estaba preparada contra un enemigo interior, pero volverían, si todo iba bien, con más tropas y restablecerían el orden y la paz.

En las lindes del bosque se encontraron los dos grupos, apenas llegaban a los cien, pero eran todos leales, habían renunciado a sus familias y posesiones por su señor, no les esperaba la gloria, ni el oro, ni un camino que seguir, simplemente eran hombres, que valoraban sus juramentos de lealtad por encima de sus vidas, hombre que amaban a su señor, alguno habían matado familiares por él, otros no, pero todos estaban dispuestos a sufrir, morir y perecer por su señor, Erik de Greiff.

1 comentario:

  1. ¡Genial!, ¡alguien más se atreve a narrar historias de Warhammer!

    Espero las próximas con ansias. : )

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